Una visita al museo de las relaciones rotas

 Muchas personas hemos pasado por una ruptura amorosa y, no existe una fórmula exacta para sobrellevar el duelo; por ello se creó El museo de las relaciones rotas.



Este proyecto se genera en Zagreb, Croacia, justo con la intención de ayudar, de alguna manera, a que las personas puedan dar cierre a esa relación que ya no está. La idea principal fue de la productora Olinka Vistica y el escultor Drazen Grubisic, quienes tras tener una relación de cuatro años decidieron terminarla.


Posteriormente, tuvieron una conversación sobre la creación de un lugar en donde pudieran guardar y ver todos los objetos relacionados a su noviazgo. Aunque en un principio comenzaron con pertenencias propias, después de un tiempo acudieron amigos, de tal forma que llegaron a recolectar los suficientes objetos para el surgimiento del museo.



Entendiendo esta idea primigenia, ahora tenemos que hablar del libro de cuentos escrito por la mexicana Fernanda de la Torre, el cual fue publicado en 2014.


Una visita al Museo de las Relaciones Rotas es una serie de cuentos que se inspiran en los objetos que se encuentran en el museo real. El libro plantea que la vida está formada por miles de eventos y objetos, y que a veces se sufren decepciones. Lo interesante que plantean los cuentos es el tipo de objeto que se puede encontrar, y la historia que lo relaciona hacia una pérdida amorosa.


Muchos de los objetos en cuestión son esperados de acuerdo a la temática, como lo pueden ser un anillo de compromiso, un ramo de rosas, un velo de novia, etc. Pero igualmente se hacen presentes algunos que no concebiríamos tan fácilmente en un romance, como carne, una placa de auto, o mechones de cabello; así que, con todo el material disponible, el libro resulta un ejercicio de imaginación muy interesante con respecto a las múltiples posibilidades que esconde cada ente.



Y ahora sí, con todo este contexto previo, mismo que la directora se encarga de explicar antes de la función, podemos ahondar en la obra de teatro titulada Una visita al museo de las relaciones rotas.


Este proyecto escénico es una adaptación de algunos cuentos del libro de Fernanda de la Torre, está producido por el colectuvo teatral Chukán, dirigido por María José Mejía, y en las actuaciones se encuentran Eduardo Nájera, Raquel Linares y América Castillo.


Primeramente es importante mencionar que el colectivo Chukán perteneciente a Tepeji del Río, es creado con actores amateur, quienes formaban parte del taller de teatro de CBTis. Allí mismo, la directora tuvo contacto con ellos y les propuso formar este equipo teatral con el fin de producir obras para presentarlas en diferentes recintos y que, de esa manera, estos actores principiantes tuvieran la posibilidad de ampliar su vagaje, para convertirse en profesionales.


Debido a la índole del proyecto y del mismo colectivo, es rescatable notar el esfuerzo y compromiso que tienen los integrantes con el discurso que manejan junto con su arduo trabajo.


La obra, como se podría esperar, requiere de ajustes técnicos en gran parte. Tanto en el área de dirección como de actuación. Cuentan tres historias cortas, de las cuales dos se relacionan. Este hecho en particular, salta a la vista del espectador pues se da la falsa idea de que la tercer anécdota también tendrá que ver con las otras, pero esto no sucede.


La disposición del público se encontraba en arena, aunque en realidad los actores manejaban un solo frente durante la mayor parte del tiempo, a la italiana.


Las transiciones de escenas y de personajes muestran un trabajo bastante limpio, pues no se sienten apresuradas y son orgánicas de acuerdo al ritmo de la obra.


Los actores se desempeñan notablemente, con algunos atisbos de explosión en la emoción o en la voz, pero estos detalles se desarrollan también con la experiencia (la cual no está ausente, pues este trabajo lleva varias presentaciones en distintos lugares de Hidalgo). En la puesta en escena se plantea que cada actor interprete mínimo dos personajes, y la diferenciación de cada uno de estos se pretende determinar por la utilería y/o vestuario que conlleven. En la mayoría de los casos funciona, aunque uno que otro personaje se llega a perder por momentos y se confunde un poco.



Finalizando la función se le invita al público a donar al colectivo algún objeto que tenga una historia amorosa finalizada detrás. Siendo así, Chukán tiene la intención de utilizarlos para futuras presentaciones y que de esta manera se siga la cadena de cierre de ciclos que plantea El museo de las relaciones rotas. Este acto genera mayor cercanía con el espectador, pues existe la esperanza de que en una próxima presentación se puedan identificar aquellas cosas que se brindaron para Chukán y que son significativas para cada uno.


De manera general es plausible que estos jóvenes tengan el ímpetu y las agallas para adentrarse a las artes escénicas y poco a poco aprender de las mismas. Una visita al museo de las relaciones rotas es una experiencia interesante, sobre todo si se conoce el contexto que posee.




Xenia Carbajal




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